¿Qué debates interesan a los nacionales?

Seguro no será el porcentaje de veraneantes, aunque quizás bastante más, los incendios, accidentes mortales en rutas o producto de enfrentamientos, la falta de lluvias, o la gente, en aumento, de personas encarceladas, las condiciones en que permanecen, o los miles que pueblan veredas, consumiendo su vida y una parte de la de todos.

Escribe Raúl Campanella *

Seguro no será el porcentaje de veraneantes, aunque quizás bastante más, los incendios, accidentes mortales en rutas o producto de enfrentamientos, la falta de lluvias, o la gente, en aumento, de personas encarceladas, las condiciones en que permanecen, o los miles que pueblan veredas, consumiendo su vida y una parte de la de todos.

Los debates, además, están plagados de argumentaciones que, en la mayoría de las veces, poco o nada afectan la vida del conjunto de la sociedad, de todos, no solo de grupos de intereses, más o menos legítimos, como la gente q la que se le terminó el contrato de «jornales (escasamente) solidarios», o los productores del agro ante la seca, como se le llamaba antes.

La racionalidad no abunda, incluidas las fuerzas del progreso social, basta ver otra sequía, la que exhiben las páginas web de los sindicatos o el Frente Amplio. La tendencia de nuestros compañeros a confrontar con el gobierno, rara vez, por no decir casi nunca, son acompañadas de propuestas, ideas, juicios basados, por ejemplo, en los cientos o miles de reuniones realizadas en todo el país con la campaña el Frente Amplio escucha.

Poco, nada, se debate sobre los grandes asuntos o no tanto – como la bicisenda en la Rambla de Montevideo -, como la condición de cientos de miles de nacionales que sufren secuelas de deudas, que los colocan fuera del circuito sino de la economía, si del crédito.

Quien le pone el cascabel al tigre… y se decide a proponer ideas que aborden, por ejemplo, informes elaborados en meses recientes por el Instituto Cuesta – Duarte del PIT-CNT donde expone «la distribución de ingresos laborales para el conjunto de los ocupados, que incluye no solo a los asalariados, sino también a los trabajadores independientes, cuentapropistas, patrones, cooperativistas y otras categorías de empleo, de menor importancia relativa»

Por ejemplo, en el primer semestre de 2022, 541.000 ocupados percibieron remuneraciones por debajo de los $ 25.000 líquidos al mes, por 40 horas de trabajo semanal, representando a un 35 % del total de ocupados. Casi 170.000 no lograron superar los $ 15.000 mensuales, un poco más que los «jornales solidarios». Unos 357.000 percibieron remuneraciones entre $ 25.000 y $ 35.000; 304.000 percibieron entre $ 35.000 y $ 50.000, mientras que casi 360.000 ocupados recibieron ingresos mensuales por encima de los $ 50.000 líquidos. Entre los asalariados, la cantidad de trabajadores con ingresos sumergidos, menores a $ 25.000 líquidos al mes, asciende a 320.000, lo que representa un 29 % del total. Unos 262.000 asalariados perciben ingresos mensuales por encima de $ 50.000.

A la baja, muy baja, calidad del empleo, se suma el elevado número de ocupados que se desempeñan en condiciones de informalidad, subempleo u otras formas de precariedad laboral: los ingresos insuficientes afectan a una proporción muy importante, notable, del total de trabajadoras y trabajadores.

Marcelo Abdala: una propuesta justa, audaz

No se trata de que falten ideas, sino que falta gente en espacios de trascendencia y capacidad de decisión, peso, o influencia, que las adopte. Por ejemplo, Marcelo Abdala -presidente del PIT-CNT- en una conferencia de prensa realizada el 25 de octubre del año pasado, afirmó, sobre el proyecto de transformación regresiva de la Seguridad Social propuesto por el Gobierno de coalición:

 «La revolución tecnológica en curso, va a tender a disminuir el tiempo (de trabajo) necesario para la provisión de bienes y servicios… (por lo tanto) el movimiento obrero debería levantar la bandera para la reducción de la jornada de trabajo, y ¿por qué no? para jubilarse».

Marcelo Abdala lanzo una iniciativa que no siendo nueva -León Trotsky y sus compañeros la incluyeron en el «Programa de Transición (al socialismo), en el año 1938 del pasado siglo-, contiene un propósito audaz: cuestionar la por ahora oculta concentración de la renta, a la que León Cristalli ha dado en llamar «plusvalía concentrada». No es la primera vez, ni será la última, que una propuesta no encuentra, por ahora, dijera Hugo Chávez, compañía. Quizás una década atrás, más o menos, Abdala luchó dentro del PIT-CNT, para dar impulso a un objetivo político-programático trascendente, aprobado por resolución de más de un Congreso de la central de trabajadores: la construcción desde el pie de una nueva Constitución de la Republica.

«El movimiento obrero debería levantar la bandera de la reducción de la jornada de trabajo, y ¿por qué no? ¡para jubilarse» es un llamado, al que respondió indirectamente el Presidente de Colombia Gustavo Petro cuando enfrento públicamente a su Ministro de Hacienda, afirmando: «primero renuncio!  antes de subir la edad pensional»

Una propuesta, una idea trascendente, un propósito altruista, democrático, transformador, removedor, que permitiría, al mismo tiempo que multiplicar empleos, elevar significativamente en  decenas de miles de aportantes a la Seguridad Social, incorporando decenas de miles de desocupados, sub ocupados, precarizados, utilizando una porción importante de la súper ganancia empresarial producida por el crecimiento de la economía (se anuncia un 5.5 % el año pasado) y su deriva: la concentración, centralización de la renta, producto del trabajo de «todos los uruguayos», como gustaba afirmar Tabaré.

*Raúl Campanella es representante alterno invitado, del POR, Partido Obrero Revolucionario, en la Mesa Política Nacional del Frente Amplio.

Columna de opinión publicada en el portal UyPress.

18 de enero de 2023.

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