Responder a las maniobras de la burguesía organizando la ofensiva sindical del proletariado italiano

«Por lo tanto, lanzamos un llamamiento, como Grupo Comunista Revolucionario (Posadista), a todos los trabajadores, asalariados, estudiantes e intelectuales, para intensificar el debate sobre el desarrollo de la lucha de clases y la ofensiva sindical, con el objetivo general de establecer un Estado Revolucionario en Italia, un resultado histórico inevitable de la fase actual de la lucha de clases, aunque todavía no esté en el orden del día».

Todos hemos visto con impresión imágenes de las concentraciones fascistas de los últimos días, difundidas entre otros por la televisión estatal rusa. En Roma, el 7 de enero, hubo una conmemoración de los escuadristas del Movimiento Social Italiano con participación de los elementos más agitados de la derecha intransigente. La conmemoración se desarrolló en tonos militaristas, con saludos romanos y gritos de alabanza al fascismo. Al igual que con la condena de Fiore y Castellino 1, podemos ver cuán sonoros son los fascistas, tanto en las calles de la capital como en las salas de los tribunales.

El Partido Democrático, el Movimiento Cinco Estrellas y los partidos de izquierda han denunciado con horror estas manifestaciones, afirmando que el «peligro negro» del fascismo está haciendo su reaparición. Ciertamente, el hecho ha despertado mucha atención por parte de la clase obrera italiana, y ha desencadenado grandes debates sobre la legalidad de tales acciones (como también ocurrió con el grito «viva l’Italia antifascista» lanzado en La Scala de Milán). Esta nota quiere aclarar algunas posiciones esenciales en torno a la situación general del proceso revolucionario en Italia.

La manifestación de Roma contaba en realidad, pocos centenares de adherentes. Por ruidosos que sean, los fascistas son numéricamente muy pocos. Hay que preguntarse si no se ha repetido el guión habitual, común también al asalto a la sede de la CGIL en 2021: mano fascista, director burgués. De hecho, debe quedar claro para todos, cómo estas manifestaciones no tienen ningún poder real sobre el movimiento obrero italiano. La clase obrera no sólo no se deja intimidar por manifestaciones tan pintorescas, sino que saca conclusiones políticas que mejoran su madurez en el contexto del proceso mundial. La clase burguesa, ante el inmenso avance sindical de diciembre del año pasado, ante las ocupaciones de escuelas y universidades en Roma, ante un proletariado que vuelve a levantar la cabeza lenta y firmemente tras las medidas autoritarias aprobadas por el gobierno contra las manifestaciones políticas, se ve obligada a utilizar medios indirectos para responder a esta ofensiva.

En Italia existe la alternancia scuola-laboro, que resta horas al estudio para introducir prácticas donde participan adolescentes de entre 17 y 19 años para ser ‘orientados’ en el mercado laboral. Las empresas adheridas tienen derecho a ventajas fiscales e incentivos económicos, experiencia que a veces se traduce en una explotación institucionalizada y legitimada por el Estado.  Las manifestaciones explotaron cuando un estudiante llamado Lorenzo Parelli murió mientras se encontraba en una planta de ingeniería

El objetivo es claramente infundir el terror en el movimiento popular, impedir la continuación de la ofensiva sindical, dirigida ya no sólo a una mejora de las condiciones como hace unos años, sino directamente a la derrota del gobierno. El mayor grado de madurez de la clase obrera y la influencia que ejerce sobre la dirección burocrática de los sindicatos, pequeña burguesía, intelectuales y estudiantes, echa por tierra los planes del gobierno de Meloni 2 de reducir los derechos civiles y sociales, así como las condiciones de vida del proletariado.

Pero bien sabemos cómo la Historia no puede retroceder, cómo no hay retroceso real en la lucha de clases. Por eso sabemos que el proceso revolucionario mundial avanza, y con él, el italiano: la fase de utilización generalizada del fascismo, como sistema de control del proletariado en Europa, ha llegado a su fin. Un gobierno de extrema, como el actual en Italia, no puede aprobar ninguna reforma real que ataque al proletariado, sin una respuesta equivalente de los sindicatos y del movimiento estudiantil.

Como resultado, la burguesía se ve obligada a maniobras ocultas, como ésta que vemos: alimentan a los grupos fascistas para que hagan ruido. La única consecuencia lógica que podemos sacar, es que estos grupúsculos no tienen ninguna base social en el proletariado, sino que sólo son alimentados por la financiación oculta de la clase burguesa, que los azuza para frenar las victorias de la última fase de las huelgas en Italia, para impedir que maduren más las posiciones del movimiento popular. El camino hacia el poder de las fuerzas revolucionarias, como predecía J. Posadas, es complejo en Italia y se articula fundamentalmente en torno al papel central de los sindicatos, que ya están demostrando, a pesar de la desviación transitoria, una progresiva recuperación de sus posiciones precedentes.

Por tanto, no hay razón para alarmarse por las manifestaciones de fascistas: son pocos y no tienen influencia social real. Sólo existen porque la burguesía, sintiéndose en peligro, utiliza otros medios menos directos e institucionales para aterrorizar a los huelguistas y a los estudiantes que ocupan las escuelas. Ante una situación de rápida decadencia de las bases gubernamentales (que se apoyan en el 20 % del electorado posible, prácticamente), se demuestra decisivamente cómo la burguesía no puede mantener el poder, en estos términos, indefinidamente. La clase obrera italiana, en lugar de votar en las urnas, cada vez más deslegitimadas por la ausencia de votantes, ha decidido demostrar su decisión y combatividad en las plazas, calles y escuelas, no sólo en Roma sino en toda Italia, con manifestaciones masivas y respuestas preparadas a cualquier provocación autoritaria, fascista o burocrática.

Responder a las manifestaciones fascistas no significa exigir, como en el caso de Fiore y Castellino, la condena de los fascistas, y ya está; sino organizar la respuesta de clase contra la burguesía, intensificar la actividad organizativa del proletariado, mejorar el debate y elevar el nivel de la ofensiva sindical contra el gobierno. Con la victoria de esta ofensiva, el proletariado italiano podrá abrirse camino a una nueva fase de luchas revolucionarias, sin tener que prestar atención a estas respuestas obsoletas, y a veces ridículas, de un gobierno inepto y de una burguesía reaccionaria incapaz de frenar el desarrollo (inevitable y progresivo) de la condición de su propia crisis.

Por lo tanto, lanzamos un llamamiento, como Grupo Comunista Revolucionario (Posadista), a todos los trabajadores, asalariados, estudiantes e intelectuales, para intensificar el debate sobre el desarrollo de la lucha de clases y la ofensiva sindical, con el objetivo general de establecer un Estado Revolucionario en Italia, un resultado histórico inevitable de la fase actual de la lucha de clases, aunque todavía no esté en el orden del día.

Antonio Fioravanti

Grupo Comunista Revolucionario (Posadista) para la Reconstrucción de la Sección Italiana de la Cuarta Internacional Posadista

1. El Tribunal de Roma, a fines de 2023, condenó a 7 personas, entre estas la cúpula del partido ultraderechista Forza Nuova (FN), por asaltar el 9 de octubre 2021 la sede del mayor sindicato de Italia, la CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo).  Roberto Fiore, fue condenado a 8 años y medio de cárcel, junto a Giuliano Castellino, y Luigi Aronica Asimismo, fueron condenadas a 8 años y dos meses otros cuatro militantes de FN.

2. Giorgia Meloni ex  periodista, actual presidenta del Consejo de Ministros de Italia desde  2022,  dirige el partido  Hermanos de Italia (FdI) y preside el Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos. En 1990 integro el Movimiento Social Italiano (MSI)

La presente nota forma parte de la edición Nro. 1051 de «Frente Obrero» del mes de marzo de 2024.

«Frente Obrero», que en 2024 cumple 71 años, es la publicación oficial del Partido Obrero Revolucionario, fundador e integrante del Frente Amplio y miembro de la IV Internacional (leninista-trotskista-posadista)

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