Acerca del posicionamiento del Frente Amplio en materia de política internacional

El consenso que practica la conducción del Frente Amplio, por ejemplo para emitir un pronunciamiento sobre política internacional, resulta en sí mismo la negación de la democracia. Tanto, que el debate se esconde, no existe, cuando las mayorías, o supuestas mayorías -porque no se debate, no se pone a decisión- terminan ocultándose en procura de la inexistente unanimidad.

LA OPINIÓN DE LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO

El consenso que practica la conducción del Frente Amplio, por ejemplo para emitir un pronunciamiento sobre política internacional, resulta en sí mismo la negación de la democracia. Tanto, que el debate se esconde, no existe, cuando las mayorías, o supuestas mayorías -porque no se debate, no se pone a decisión- terminan ocultándose en procura de la inexistente unanimidad.

Esto viene sucediendo en estas últimas semanas en relación a la condena judicial a la Vicepresidenta de la Republica Argentina, Cristina Fernández. La discusión -que se merece el Frente Amplio, la propia dignidad de su base social, sus documentos fundacionales o actuales- se lateraliza, se le expropia a la base militante, se torna oscura, abyecta, al negarse a exponer y recibir argumentos.

Otra vez la conducción mayoritaria del Frente Amplio -no es un problema de Fernando Pereira- vuelve a negar el debate, por ejemplo, sobre la acción militar defensiva y preventiva de la Federación Rusa en Ucrania. La conducción del Frente Amplio cree que puede dormir tranquila echando tierra hasta olvidar su inacción, que puede conducir -la política exterior es la principal política- a la claudicación política. O, a lo que viene ocurriendo, cargando la responsabilidad en el movimiento o los grupos, que no acuerdan, que no se suman a la mayoría, o supuesta mayoría.

El pronunciamiento del Grupo de Puebla, no parece casual, no cuenta con la firma de ningún dirigente del Frente Amplio. Tampoco valen demasiado los pronunciamientos de cada partido o movimiento, sino del Frente Amplio que tiene la capacidad de decidir y mandatar a sus parlamentarios a obrar en consecuencia.

No estamos de acuerdo con satanizar a ninguna corriente, escondiendo la corresponsabilidad que todos tenemos, incluido el Partido Obrero Revolucionario, sin dudas.

El Frente Amplio no debería ser transformado en un gigante idiota, que no ejerce su primera responsabilidad, que es ser consecuente con enfrentar al imperialismo y las oligarquías. Renunciar a pronunciarse -lo afirmamos con la autoridad de ser un partido fundador y consecuente defensor del Frente Amplio- puede conducir a empedrar junto a derrotas políticas, otras gravísimas para el Uruguay.

Nadie, ninguna corriente, debería ocultar sus posiciones políticas en el anonimato. El Frente Amplio no puede funcionar en forma antagónica a la democracia, al ejercicio de mayorías y minorías. Lo otro es ceder ante la dictadura de las minorías.

El peor, el más nefasto de los caminos. El que transforma a los aliados en responsables del no consenso. En nuestra opinión, es necesario convocar un Plenario Nacional para pronunciarse sobre política exterior. Además debe avanzar en resolver -como lo planteamos en el editorial de «Frente Obrero» de diciembre de 2022- como la conducción del Frente Amplio llena el inmenso vacío creado entre el desplome del gobierno encabezado por Lacalle y el 1° de marzo de 2025.

Dirección del Partido Obrero Revolucionario

Fundador e integrante del Frente Amplio y miembro de la IV Internacional (leninista-trotskista-posadista).

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